Aunque alquilar hoy puede parecer más barato y mucho más sencillo —sin reparaciones, sin impuestos sobre la propiedad ni preocupaciones por las tasas hipotecarias— hay un aspecto que no suele resaltarse: alquilar no ayuda a construir el patrimonio financiero. Con el paso del tiempo, quienes son propietarios aumentan su patrimonio neto simplemente por tener una vivienda.

Si la pregunta es si todavía vale la pena comprar, la matemática a largo plazo resulta más clara de lo que parece. Los pagos de quienes compran generan, en parte, un retorno en forma de equidad: el valor de la casa puede subir y, además, se reduce el saldo del préstamo. En cambio, el dinero que se paga en concepto de renta no se recupera.

La diferencia clave es sencilla: la renta se entrega al arrendador y desaparece; la propiedad convierte parte del pago mensual en equidad del comprador. First American analizó el impacto financiero a largo plazo comparando pagos hipotecarios, impuestos, seguros, reparaciones y mantenimiento frente a la equidad acumulada por la apreciación del precio de la vivienda y el pago del préstamo.

Revisaron varios periodos —2006, 2015, 2019 y 2022— para validar si la conclusión se mantiene en distintos contextos del mercado. En todos los marcos temporales estudiados, el resultado fue consistente: los inquilinos terminan perdiendo poder adquisitivo con el tiempo, mientras que los propietarios ven crecer su patrimonio. Esa comparación toma en cuenta los costos adicionales de ser propietario, lo que refuerza la validez del hallazgo.

El tiempo en la vivienda aumenta la riqueza del comprador: la inversión del propietario crece de forma sostenida cuanto más tiempo permanece en el hogar, mientras que el inquilino refleja desembolsos continuos sin retorno. Esto no significa que comprar siempre sea la mejor decisión a corto plazo, pero sí que la brecha de patrimonio se va ampliando con los años. Incluso después de descontar seguros, impuestos y reparaciones, el balance favorece al comprador conforme pasa el tiempo, lo que convierte la propiedad en una estrategia de acumulación de riqueza a largo plazo.

Es comprensible que hoy la compra pueda parecer inalcanzable para algunos. Sin embargo, el contexto muestra señales de alivio: las tasas hipotecarias han bajado en el año, los precios se han suavizado y los ingresos han mostrado incrementos.

Además, Zillow indica que los pagos mensuales típicos son algo más manejables que hace un año. No se trata de un cambio radical, pero sí de una mejora suficiente como para que algunas familias reconsideren la posibilidad de comprar. En conjunto, estos factores hacen que la ruta hacia la propiedad esté comenzando a abrirse un poco más, y la evidencia histórica sugiere que, a largo plazo, la compra suele rendir.


En resumen

Alquilar puede sentirse más fácil a corto plazo, pero la evidencia indica que ser propietario construye patrimonio con el tiempo. First American concluye que, en distintos periodos analizados, los compradores ganaron riqueza mientras los inquilinos no. Con la accesibilidad empezando a mejorar ligeramente —tasas a la baja, precios más suaves y pagos mensuales algo más llevaderos según Zillow—, la ruta hacia la propiedad puede estar abriéndose más de lo que se imagina.

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